La imagen superior es un estupendo ejemplo gráfico de los tres niveles en que se divide la parte más meridional de nuestro término municipal: En un primer plano (hasta los 500 metros de altitud), terrenos de cultivo: Melocotoneros junto al río, cerezos y almendros un poco más arriba, y olivos –la plantación con más tradición y raigambre por estos lares- por doquiera: desde los barrancos más hondos hasta las lomas más peladas. En un segundo nivel aparece el pinar (a partir de los 500 metros): pinos, sabinas, romeros, aliagas,… En un tercer nivel, el pinar va desapareciendo conforme el desnivel aumenta hasta hacerse prácticamente vertical y rocoso. Este último fenómeno no depende ya de la altitud, ya que hacia al Oeste (hacia Muniesa) hay zonas de pinar casi 200 metros más altas.
En cualquier tipo de mapa supramunicipal (topográfico, geográfico, geológico,…) en que busquemos, observaremos que la Sierra de Arcos aparece como una formación montañosa orientada de NW a SE, es decir, que se extiende perpendicularmente a ambos lados de la carretera hacia Ariño, y que es cortada transversalmente por el río Martín. Sin embargo, en Albalate conocemos como “Sierra de Arcos”, exclusivamente las paredes calizas que mencionábamos antes, y que se extienden paralelamente a la margen derecha del río, y al lado izquierdo de la carretera en sentido a Ariño. El resto de bosque que se extiende a la derecha de la carretera, desde “la Casa Roya” hasta “Las Cucutas” lo denominamos los albalatinos con el genérico nombre de “Horta” y “Los Puertos”, sucesivamente. Ambos se incluyen en una página aparte, por su peculiaridad y belleza.
En coche: Si lo que queremos es simplemente contemplar la Sierra, no hace falta hacer deporte: Subimos en coche en dirección a Ariño (carretera A-1401). Cuando coronamos el suave puerto de La Pinarosa (marcado a la derecha por un crucero o peirón) ya tenemos la Sierra a nuestra izquierda. Sin embargo desde arriba y de costado no nos llama la atención. Además en ese primer momento de perspectiva, nuestros ojos y nuestra curiosidad se van directamente abajo a la derecha, donde se alza -solemne y misterioso sobre su promontorio- el Santuario de Nuestra Señora de Arcos. Una vez que descendemos el puerto y cruzamos el río por el “puente del Batán”, hay una fuerte pendiente hacia arriba y al fondo una curva a la izquierda. Al salir de esa curva-en ese preciso instante- es cuando la Sierra de Arcos aparece ante nosotros como una repentina sorpresa, contemplada de frente y desde abajo. Si queremos ganar un poco de perspectiva, 200 metros antes de esta curva y a la derecha sale la senda que sube hacia las Minas de Cardona y Horta, y 300 metros más adelante y también a la derecha está la subida asfaltada al Santuario. Ambos lugares –tanto las minas abandonadas como el promontorio de “La Virgen”- suponen espléndidos miradores para observar o fotografiar la Sierra, si bien casi todo lo que abarca nuestra mirada –excepto los primeros riscos rocosos empezando por la izquierda- es término de Ariño.
Senderismo, BTT: Si queremos ceñirnos a nuestro término municipal y preferimos coronar la Sierra –en lugar de contemplarla- tenemos varias posibilidades (“La Silleta”, “El Rincón Verde”, “La Cueva Negra”, “La Cueva de los Murciélagos”,…) cada una de las cuales merece una excursión en sí misma:
El “Cabezo de La Silleta” (785 ms.) puede ser considerado –junto con el “Cabezo Negro”, en la otra margen del río- como el primer montículo importante de la Sierra: avanzadilla del Sistema Ibérico, mirador de toda la tierra baja. No en vano, los ancianos del lugar afirman que en los días claros de “cerzada”, desde “La Silleta” se ve Zaragoza. Y bien podría ser, ya que en dirección a la capital aragonesa no se interpone ningún montículo más alto.
El camino más corto para subir es por “La Valfonda”, o bien por “El Campo los Mozos” y “El Barranco los Tollos” (es decir, cualquiera de los caminos que salen a la izquierda de la A-1401, entre los kms. 35 y 34, en la hondonada que precede el comienzo de “La Pinarosa”). Si bien también se puede ascender más levemente por la cara Este (por Valdoria), por la cara Oeste (desde la Cueva Negra), o incluso descender allí desde el Sur (desde las minas “Sierra de Arcos” en Ariño).
Una vez superadas las primeras curvas de la “Cuesta de la Pinarosa”, viene una recta en mitad de la cual (aprox. km. 32,3 de la A-1401) salen casi juntos dos senderos arcillosos (“de tierra roya”) que descienden a mano izquierda. Si cogemos el primero de ellos y giramos a la derecha (paralelamente a la carretera y en dirección Ariño), 500 metros más adelante el camino se bifurca:
Recto, continúa el camino de tierra roja que sigue más o menos el tendido eléctrico y nos deja justo debajo de “la Cueva de los Murciélagos” –larguísima gruta que se estrecha hasta cerrarse sólo en apariencia (ya que su interior cárstico está aún por descubrir).
A la izquierda, sale una senda ancha, empinada hacia arriba, con mejor piso y distinto color (pardo-claro) que la que acabamos de dejar. Si seguimos esta senda hasta el final, llegamos al “Rincón Verde” –espectacular grada de piedra y pinos autóctonos, donde posiblemente se halla la colonia más concentrada de buitre leonado (relación espacio-nº de anidamientos habitados) de toda la provincia de Teruel-. Y si lo preferimos, 200 metros antes de coronar esta senda, se desvía un camino –estrecho pero señalizado- que rodeando un “mas” y a través de unos olivares nos conduce a la “Cueva Negra” –impresionante abrigo rocoso cargado de historia y leyenda, ya que sirvió de refugio a nuestros congéneres en las épocas y circunstancias de lo más diversas (desde el remoto Neolítico hasta los casi contemporáneos “maquis”).