La valoración del arte es a menudo relativa: Lo que a nivel local -provincial, regional- es considerado una "joya" , puede pasar casi desapercibido si lo consideramos en un ámbito nacional. En Albalate sucede esto con el barroco de San José o de La Virgen, y sobre todo con el gótico palaciego del castillo: Para los de aquí son de una belleza incomparable, para los que vienen del resto de España y de Europa, esa belleza es "perfectamente comparable" con la de infinidad de monumentos que se distribuyen por todo el continente (con algunos de los cuales saldríamos perdiendo), ya que tanto el barroco como el gótico son "internacionales".
Con el arte mudéjar sucede todo lo contrario: Aquí no nos llama excesivamente la atención, acostumbrados a ver campanarios de ladrillo hasta en los pueblos más humildes. Pero para cualquier turista extranjero (y muchos de los nacionales) supone un estilo artístico exótico y fascinante: porque no se parece a nada de lo que puedan ver en sus lugares de origen.
El arte mudéjar es el resultado de una irrepetible combinación de factores: El proceso histórico de la reconquista, el arraigo de los moros (mudéjares) a una tierra, la especialización artesana de muchos de ellos adaptándose a los materiales disponibles (ladrillo, cerámica, madera,...), su conservación de la herencia estética y técnica de sus antepasados (musulmanes de los desiertos árabes y norteafricanos), la curiosidad (estética) y la eficacia (técnica) de las obras que convencieron a los señores cristianos (por la vista y por el bolsillo), etc., etc.
La conjunción de estos y otros factores hacen del Mudéjar un arte nuevo, único y diferente de las tendencias que le influyeron. En nuestra comunidad autónoma confluyen ejemplos de mudéjar "de importación" (andaluz, más islamizante) con otros que tienen "gusto y personalidad propia". No en vano LA ARQUITECTURA MUDÉJAR DE ARAGÓN fue declarada PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD en 2001, incluyéndose en el expediente 136 monumentos, dos de los cuales están en Albalate: La torre-campanario de la iglesia parroquial, y la pequeña torre de la capilla del castillo-palacio.
A falta de un estudio completo y definitivo, diremos que la torre-campanario se divide en cinco cuerpos rematados con "chapitel" de azulejo: los dos primeros cuerpos -claramente anteriores- siguen manteniendo el misterio (unos dicen que la base cuadrada formaba parte de una mezquita, otros dicen que es mudéjar del siglo XIV, y otros que es la típica torre mixta de principios del XVI), el tercer cuerpo es más o menos contemporáneo a la iglesia (1581-1589), y el cuarto y el quinto inmediatamente posteriores a ésta (1590-1600), de la misma época que la torrecilla de la iglesia del castillo, que aunque pasa desapercibida, si se observa más de cerca parece una reproducción en miniatura del último cuerpo de la octogonal torre de San Pablo en Zaragoza- joya nacional del arte mudéjar -.